Volver a la oficina. Cinco claves para que la moral esté alta
Volver a la oficina, después de la desconexión veraniega que nos retrotrae directamente a la época de la confinación provocada por la epidemia de la Covid, y que recordamos como aquella época en la que pudimos compatibilizar trabajo y familia, donde empezamos a apreciar el tiempo ganado en no tener que ir y volver a la oficina, y donde nos acostumbramos a trabajar rodeados de objetos personales llenos de significado emocional, puede hacerse muy cuesta arriba, especialmente cuando recordamos todo a lo que estamos renunciando cada día que vamos.
Precisamente por lo mencionado anteriormente, el regreso al trabajo después de las vacaciones puede ser un momento desafiante para muchos empleados y, como consecuencia, para las empresas en las que trabajan.
Después de disfrutar de un merecido descanso y desconexión, la transición a la rutina laboral puede generar falta de motivación (no nos vamos a recrear en la llamada depresión postvacacional, porque bastante tenemos ya con la gran renuncia).
Por esto es importante que empresas y organizaciones tomen medidas para intentar hacer del regreso del empleado una experiencia positiva e ilusionante.
Vamos a ver algunas claves para volver la oficina.
1. Escuchar a los empleados
Ya hemos hablado anteriormente de las consecuencias de no escuchar las demandas de los trabajadores.
Los trabajadores vienen de una etapa donde han desarrollado su autonomía y han descubierto cómo les gusta trabajar y que pueden hacerlo sin la supervisión paternalista del jefe. Conocen los objetivos y cuál es el papel que tienen que jugar en el éxito del departamento. Poco más necesitan que les expliquen.
Esto se traduce en que han desarrollado sus propias ideas sobre qué necesitan para conseguir esos objetivos o hacerlo mas rápido o eficientemente.
Un directivo que escucha las necesidades de los miembros del equipo y trabaja activamente para facilitarles el trabajo y atender a sus demandas en la medida de lo posible -o explicar francamente por qué no se pueden conseguir, o cuando se podrá hacer, hace que los trabajadores se sientan valorados y tengan ganas de aportar su punto de vista para que todo el equipo mejore.
2. Mejoras en el equipamiento y en el entorno
Aquí hemos hablado innumerables veces del efecto que tienen sobre los “habitantes” de la oficina la incorporación de plantas y zonas verdes, favorecer que los puestos de trabajo estén cerca de la luz natural, utilizar una paleta de color adaptada y variada para las diferentes funciones (no es lo mismo el comedor que una sala de reunión) e incorporar materiales naturales para que aquellos que van a pasar -al menos- un tercio del día en ese espacio se sientan cómodos y relajados.
Comprar sillas ergonómicas, mesas sit/stand, que permiten alternar el trabajo sentado con el trabajo de pié o aumentar el aislamiento acústico para favorecer un entorno de concentración que no provoque estrés, son opciones que ilusionan a los trabajadores a la hora de volver a pasar tiempo en la oficina.
Pequeños cambios pueden suponer una gran impulso de la moral y la sensación de “estrenar” espacio puede revitalizar los equipos -aparte de transmitir el compromiso de la empresa con el bienestar de los trabajadores.
3. Flexibilidad en el regreso a la oficina
Ya hemos hablado antes que la flexibilidad en el horario es una de las claves para que los trabajadores quieran volver a la oficina.
Después de la pandemia, el trabajador quiere mantener el control sobre su tiempo y acudir a la oficina cuando sea necesario, pero no “estar por estar” cuando podría hacer lo mismo (o mejor) en su casa.
Los modelos híbridos y remotos de trabajo han calado en la mente de los empleados como la forma de tener lo mejor de ambos mundos. Y diversos estudios apuntan que esa flexibilidad tiene un impacto favorable significativo en la productividad y en la lealtad hacia la empresa.
Si la empresa ya tiene esa política híbrida implantada, puede incluso relajarla extraordinariamente durante la re-entrada para que los trabajadores se vayan adaptando -especialmente aquellos que tienen niños que aún no han empezado el colegio.
4. Establecer nuevas metas y proyectos
Para combatir la falta de ilusión y la sensación de que se vuelve a la rutina, a lo “mismo de siempre” las empresas pueden establecer metas y proyectos emocionantes para los equipos.
No tienen por qué ser laborales, las opciones van desde organizar algún tipo de competición deportiva, organizar dias “off campus” para favorecer las interacciones informales o hasta el famoso “día de las familias” aprovechando, como decíamos antes, que los niños no tienen que ir al colegio.
Nuevamente, el objetivo es romper la rutina y transmitir a los empleados que la empresa piensa en ellos, y le preocupa su bienestar.
5. Invertir en tecnología
Si el trabajador está asumiendo todo el coste de trabajar en casa (paga la conexión a internet, utiliza la silla que tiene, la luz que consume, etc.) puede llegar un momento en que piense que la empresa está abusando de él, obligándole a incurrir en unos gastos que ella se está ahorrando.
Si el empleado tiene una mala conexión a internet o su ordenador no tiene la potencia necesaria para hacer todo lo que tiene que hacer, rápidamente se instalará en su ánimo la decepción y el aburrimiento, puesto que tiene que luchar continuamente con una tecnología que -antes- no era su responsabilidad.
La respuesta fácil es “Volver a la oficina” pero eso puede tener un efecto aún peor en el ánimo, pues puede sentirlo como un “chantaje emocional”: tienes que elegir, o la comodidad de tu casa con la incomodidad de mala tecnología o la incomodidad de la oficina sabiendo que aquí todo funciona.
La persona puede sentir que la empresa no se preocupa por él, o incluso como decíamos anteriormente, incluso se aprovecha de él.
Que la empresa equipe adecuadamente a los empleados en su trabajo remoto es otra buena muestra de que quieren que su personal triunfe, y tenga una estabilidad emocional adecuada, haciendo que el trabajo sea fluido y sin interrupciones.
Esto puede ir desde que la empresa asuma el coste de la conexión a internet -asegurándose que se dota de ancho de banda suficiente para las videoconferencias, etc., pagar totalmente o subvencionar la compra de la oficina en casa (silla ergonómica, mesa, luz, etc.) o alquilar zonas de coworking donde los empleados puedan reunirse sin tener que viajar hasta la oficina.
Conclusión
Volver a la oficina después de las vacaciones es una oportunidad para que las empresas trabajen en mejorar la experiencia de sus empleados, potenciando su lealtad, su sentimiento de equipo y su optimismo.
Establecer canales de comunicación reales, las mejoras en el equipamiento y el entorno, la flexibilidad en los horarios, favorecer un ambiente positivo mediante la creación de nuevos proyectos y metas de equipo y la inversión en que los trabajadores puedan tener en su casa las mismas condiciones tecnológicas que en la oficina, son claves para conseguir una transición más suave y fomentar una mayor satisfacción y compromiso entre los empleados.
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